sábado, 31 de enero de 2009

sábado, 24 de enero de 2009

GUILLERMO BROWN: ANARCHY IN THE UK


Heroe protopunk de la infancia española (es el país en donde ha gozado de más popularidad) desde 1935, año en que la editorial Molino, en unas preciosas ediciones, empezó a publicar sus aventuras en Celtiberia. Según Fernando Savater esta popularidad pudo deberse a que la represión franquista llevase a la juventud de aquellos momentos a identificarse con la postura díscola, rebelde y anarquista del niño inglés.
La autora, a la que muchos considerábamos varón por lo recio que nos sonaba su nombre, Richmal Crompton (1890-1967), fue hija de un clérigo protestante, activa militante sufragista y profesora de latín y griego. Parece ser que basó su personaje en un hermano suyo un tanto iconoclasta.
El Sr. Dilettante confiesa que sus primeros héroes de literatura infantil eran los sosainas de los Cinco, aunque destacaba inquietantemente la niña Georgina, alias George, que sin duda habrá acabado sus días en algún pueblecito de la costa española añorando a su perro Tim pero habiéndose podido casar con la que fue desde su tierna infancia su primer amor: la pánfila de su prima Anita. Los cinco, con una capacidad inhumana para engullir pantagruélicas meriendas (¿Alguién ha probado alguna vez un bollo de jengibre?), en lugar de ser unos niños obesos y apáticos se dedicaban, impecablemente vestidos y con unos modales de escuela de pago a deshacer entuertos menores y a restablecer el orden allá por donde iban.
El Sr. Dilettante tuvo la suerte de tener una tía que poseía gran parte de la colección de Guillermo y, lo que resulta fundamental, se la prestaba a sus sobrinos con la única condición de que se cuidasen los ejemplares. Cada libro contenía unos 10 relatos de nuestro héroe, el cual, junto a su fiel mascota Jumble, lideraba la banda de “Los Proscritos”, compuesta por Pelirrojo (siendo además su mejor amigo), Enrique y Douglas. Estos libros contaban con unas portadas y unas ilustraciones interiores del dibujante ingles Thomas Henry que fijaron, al menos para mí, la imagen de los Proscritos y su entorno, de manera indeleble en mi cabecita.
En total hay 38 libros con las aventuras de nuestro héroe, en las que sistemáticamente se dedica a meterse en unos embrollos mayúsculos bien intentando montar un espectáculo circense”(el “háztelo tú mismo” que lo convierte en un punk), bien intentando capturar a un espía alemán. En muchos casos sus problemas venían por las interpretaciones literales de las palabras de los adultos, una clase media rural inglesa de descapotable, tenis y té de las cinco. La infancia de Guillermo se prolongo durante cuatro décadas, pero el entorno en el que yo le prefiero es en la Inglaterra de entreguerras, chocando una y otra vez con la sociedad victoriana de la época.
En el aspecto nutricional, Guillermo era más como nosotros, un adicto a toda clase de guarrerías, con una predilección especial por las más económicas aptas para las modestas economías infantiles. Esa era otra, menudo sindios nos resultaba el sistema monetario británico por mucho que se empeñasen en colocarnos una y otra vez largas notas a pie de página explicándonos aquello tan peregrino de los chelines y medias coronas
Así, a lo pronto, y aunque resulte una comparación facilona ahí tenemos a ese titán del rock llamado Angus Young que se viste desde hace décadas como nuestro héroe (como un escolar británico), habiendo configurado una de las imágenes más reconocibles del mundo del rock and roll.
En España, a finales de los 70 o comienzos de los 80 no lo recuerdo muy bien, pasaron una serie con las aventuras de nuestro héroe, pero jamás me llego a gustar demasiado. La serie estaba realizada en Gran Bretaña y duró, en aquel país un par de temporadas. En 1994 se volvió a hacer una serie basada en estos libros sobre la que no sabría decirles absolutamente nada.
Para acabar les pongo la atroz cancioncilla que perpetraba el grupete infantil Regaliz, de los que algunos extrañamente sienten nostalgia, lo que para mí es el equivalente de sentir nostalgia por el papel higiénico “El Elefante”.

jueves, 8 de enero de 2009

DEAD SET



CUANDO EL INFIERNO ESTÉ LLENO, LOS MUERTOS CAMINARAN SOBRE LA TIERRA

Corría el feliz año 1967 cuando el, sin ningún género de duda, visionario George G. Romero, despertó a los muertos y los hizo andar sobre la tierra, creando un mito moderno, es decir, una ficción alegórica según la RAE, que cuarenta años después se mantiene vivo y en permanente actualización.

Cada una de las películas que conformaron su trilogía seminal sobre el muerto viviente(“La noche de los muertos vivientes”, “Zombi” y “El día de los muertos”), además de proporcionarnos mucho entretenimiento, nos contaba verdades incómodas sobre nosotros, los vivos, y la sociedad que hemos construido.

Romero ha perdido fuelle, las dos últimas películas que he visto apenas si están a la altura de los subproductos de explotación italianos (recuerdan “Nueva York bajo el terror de los zombis”…entretenida, pero ya desde el título se empezaban a acumular los embustes y despropósitos), que aunque a los fans nos han entretenido, ninguna ha estado a la altura de los originales. Pero, afortunadamente, ha habido gente que ha tomado el relevo y han recogido el mito y lo han remozado y puesto al día…¿Y saben? Funciona mejor que nunca.

“28 días después” nos presentó al zombi rápido. Aunque dentro del “fandom” sigue abierto el debate sobre si los infectados ingleses por una mutación del virus de la rabia son zombis o no, el Sr. Dilettante opina que sí, ya que comparten con ellos el comportamiento alienado y su necesidad de atacar a los vivos. Su secuela, “28 semanas después” seguía siendo muy entretenida, aunque un poco absurda en algunos momentos.

El remake de “Zombi”, sensatamente titulado “El amanecer de los muertos”, es una maravilla que incluso me gusta más que el original. Desde los títulos de crédito que son impresionantes a un final cruel y desesperanzador a más no poder.

Lo último que me ha gustado ha sido la miniserie británica “Dead Set”, que ambienta el apocalipsis zombi en el entorno de la edición británica de “Gran Hermano”. Es noche de expulsiones en el popular concurso (o estudio sociológico, dependiendo de las fuentes consultadas), el equipo de producción ultima los últimos detalles del programa a un ritmo frenético y en el exterior de la casa se agolpa una multitud de seguidores del programa para apoyar a sus concursantes favoritos, ajenos todos a la plaga de muertos vivientes que rápidamente se está extendiendo por el país. Cuando la catástrofe se desencadena, los concursantes y un par de trabajadores de la cadena quedan atrapados en el estudio.

“Dead Set” resulta una malévola visión sobre la TV basura en la que nadie sale indemne. Resulta evidente la comparación entre las masas que acuden a ver a los concursantes, a consumirlos, con las hordas de zombis que también tienen en esos concursantes el objeto de su deseo, pero con unos fines más gastronómicos. Los concursantes aparecen como unos necios egocéntricos que, aun en medio del apocalipsis, siguen preocupados de sus índices de popularidad. Inmisericorde también el retrato del ejecutivo, que roza casi la parodia, de lo engreído y soberbio que nos lo presentan.

La serie, cuya página oficial es www.24.com/deadset, es extremadamente cruda y violenta. Al inicio de cada capítulo una voz en off avisa del lenguaje soez y de la violencia de las escenas mostradas, recomendando no obstante su visionado en un televisor de pantalla plana y en una habitación oscura. Si quieren saber más sobre esta serie o sobre los zombis la página favorita del Sr. Dilettante para estos temas es www.zombi.blogia.com, donde un autentico fan del género instruye deleitando sobre el tema.

Y para finalizar una cita de “He visto el futuro del terror “ Clive Baker:
“Los zombis son la pesadilla liberal. Las masas, a las que te encantaría amar, aparecen ante tu puerta, los rostros se les caen en pedazos; y tú intentas ser todo lo humano que te es posible, pero al fin y al cabo ellos se están comiendo al gato. Y el miedo a los actos de la masa, la estupidez a escala nacional, es el fundamento de mi miedo a los zombis”

Y el nuestro, oiga.