
A mediados de los 70 las películas de kung fu pasaban por una época dorada de la mano (y de los pies) de Bruce Lee. El mundo entero se había rendido a los encantos de los combates entre chinos que se manufacturaban en Hong Kong. La Hammer, que ya había empezado a manifestar síntomas de decadencia, para aprovechar esta popularidad se alió con la principal productora de películas de artes marciales de la colonia británica, Shaw Brothers. Los directores Roy Ward Baker y Chang Cheh (conocido como el padrino del cine de Hong Kong) realizaron la enloquecida y divertidísima película THE LEGEND OF THE SEVEN GOLDEN VAMPIRES, conocida entre el público español como KUNG FU CONTRA LOS SIETE VAMPIROS DE ORO.
Un monje de una remota aldea china cuyo templo está dedicado al culto de los 7 Vampiros de Oro viaja hasta Transilvania para pedirle a Drácula que le ayude a restaurar el miedo a los vampiros entre los lugareños. Drácula, maquillado a la manera de travesti gaditano, accede, pero tomando posesión del cuerpo del infortunado monje. Afortunadamente para China, Van Helsing, interpretado una vez más por Peter Cushing, se encuentra en ese país intentando inútilmente convencer a los profesores universitarios de la existencia de los vampiros. Sin embargo, 8 hermanos, especialistas en distintas disciplinas de artes marciales, han ido en su búsqueda para que les ayude a limpiar el pueblo de sus antepasados de la maldición vampírica.
A partir de este momento empieza un festival de patadas voladoras, muertos vivientes y chinas despechugadas dando alaridos, puntuado todo por las sabias reflexiones del profesor Van Helsing, que poco hace salvo agitar una antorcha cada vez que las cosas se ponen reamente feas. Finalmente en un cortísimo duelo en la cumbre, los archienemigos Drácula y Van Helsing combaten en el templo hasta que Drácula muere atravesado por una lanza de plata.
El Sr. Dilettante está aprovechando estas vacaciones para, a la manera de sus compatriotas, sacar en procesión (cinematográfica) aquellas películas que le causaron pavor o carcajadas en otras épocas más ingenuas. Para esta noche me tengo reservada Shock Waves y sus zombis nazis. Ya se lo contaré.
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