martes, 4 de enero de 2011

ARIZONA BABY


Son las 04:30 de la madrugada, acabo de dar al niño Dilettante su toma de mitad de noche y, como todas las madrugadas me encuentro completamente desvelado. Habitualmente lo tengo que despertar de su placido sueño, lo que genera la ira del bebé que no para de berrear hasta que le doy el biberón. Hoy ha sido diferente, me lo he encontrado despierto, cagado hasta las orejas y sonriendo como un angelito. Durante el cambio de pañal, operación que por lo general le desagrada bastante, no ha hecho mas que gorjear y sonreír, por lo que no me ha quedado mas remedio que decirle un montón de moñeces y hacerle cosquillas.

Valga tan empalagosa introducción para comentar la película de los hermanos Cohen que más me gusta. Ni Fargo, ni El Gran Lebowsky, la película favorita del Sr. Dilettante es Arizona Baby. De hecho, el único tatuaje que luce el Sr. Dilettante es una recreación del que lleva el protagonista de la película. En qué circunstancias me lo hice es otra historia que quizá merezca la pena ser contada otro día, aunque puedo anticiparles que hubo bastante cerveza de por medio y el apoyo incondicional del Sr. Netotem.

Arizona Baby es el título español que se ha dado a la segunda película de los hermanos Cohen. Estrenada en el año 1987, fue escrita por los dos hermanos, dirigida por Joel y producida por Ethan. Según la Wikipedia está considerada como una de las 100 mejores películas cómicas por el American Film Institute, en concreto en la posición 31. No seré yo quien enmiende la plana a tan prestigiosa institución, pero poner a Tootsie como la segunda mejor película cómica de todos los tiempos es algo que repele al sentido común, ofende a la sensatez y blasfema sobre el orden natural de las cosas.

La película, catalogada como de humor negro por algunas luminarias, sería más bien un cuento fantástico de redención moral en el paraíso capitalista que era la América de Reagan en los 80. De cómo la bondad es el motor último que termina moviendo a los seres humanos y como así todos, salvo el ogro malvado del cuento y el jefe canalla, obtienen su recompensa. Ya se lo he dicho, es un cuento fantástico.

Nicolas Cage, antes de volverse completamente majara, interpreta a H.I. McDonnough, un mangurrino torpe que es atrapado una y otra vez por la policía. De tanto pasar por la cárcel se acaba casando con Edwina, la policía encargada de hacerle la reseña fotográfica. Felizmente instalados en una caravana se enfrentan a un problema de infertilidad, problema que resuelven secuestrando a uno de los bebés trillizos del millonario Natham Arizona. Todo parece haber salido bien hasta que el jefe de H.I. amenaza con delatarlos si no le entregan al niño. Dos presos fugados, amigos de H.I. y refugiados en su caravana, escuchan la conversación y secuestran a su vez al niño. Todo se empieza a complicar ya que además el Sr. Arizona ha contratado a un cazador de recompensas para rescatar a su hijo. Finalmente tras persecuciones y peleas H.I. rescata al bebé y decide devolvérselo a sus padres. Nathan Arizona le sorprende en plena noche devolviendo al niño a su cuna y le aconseja a H.I. que no se separé de Edwina. La película finaliza con un sueño premonitorio de H.I. donde se narran los distintos destinos de los personajes y de cómo H.I. y Edwina acaban formando una familia numerosa. Happy End.

Bueno, yo no me canso de verla y ustedes deberían aprovechar la oferta del diario Público que este viernes vende el DVD por la módica cantidad de un euro, menos de lo que cuesta un café. Yo, que por supuesto ya la tengo, aprovecharé para volver a verla en los ratitos que me deje el joven Dilettante entre pañal y biberón.

Ahora mismo me voy a tomar un Pharmaton con el café y a currar como un titanaco.

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