
El Sr. Dilettante agradece al Monstruo Espagueti Volador y a la pericia de la Sra. Dilettante que el Joven Dilettante haga desde hace un mes pausa nocturna. Es decir acostamos al bebé a las nueve de la noche y, hasta las ocho del día siguiente, el niño duerme del tirón. Es cierto que a veces su sueño es un tanto agitado, producto de gases intestinales o de pesadillas indescifrables, que despiertan a sus padres pero no al niño.
El ritual establecido se mantiene invariable todas las noches y al que el Joven Dilettante se apunta con entusiasmo. Tras el último biberón madre e hijo tienen una sesión de juego tranquilo. Es importante no agitar mucho al Joven Dilettante ya que este tiene tendencia a convertirse en un pequeño surtidor de leche no digerida. Mientras tanto, el Sr. Dilettante acondiciona la sala de baños y llena la bañera del bebé. Llegados a este punto se desnuda al bebé como parte del juego y se le da el baño. Tras el baño se bajan las luces y se modera el tono de voz mientras se le pone el pijama. Llegados a este punto solo queda meter al niño en la cuna y desearle buenas noches. El Joven Dilettante enseguida se queda dormido hasta el día siguiente.
A partir de ese momento los Sres. Dilettante disponen de un par de horas para hacer otras cosas. Así he podido ver “La mujer y el monstruo”, un clásico del cine fantástico de los años 50.

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