martes, 13 de noviembre de 2007

LA BANALIDAD COMO ESTADO DE CONCIENCIA


El Sr. Dilettante se vio directamente interpelado por una portada del “Tentaciones” de hace un mes en la que básicamente se planteaba la cuestión de que Internet, lejos de ser una maravillosa herramienta social que permitiría a todos los seres humanos participar en igualdad de oportunidades en la sociedad de la información, se había convertido en el paraíso del porno y de los videos chuscos de “You Tube”.
Lástima que con una premisa inicial tan buena, el necio panfletillo despachase el artículo con unos cuantos “artistas” que lamentaban que el acceso masivo a Internet colocaba a los “autenticos creadores” entre miles y miles de páginas web, impidiendo que su talento brillase con esplendor. Finalizababa el artículo con un listado de páginas web “guais” muy en la línea del “Tentaciones”.
Supongo que el Sr. Dilettante debería sentirse culpable por participar en esa enorme pantalla de blogs insulsos y banales paginillas, que lejos de aportar nada a la sociedad, oscurecen e impiden la visualización de la auténtica creación y del pensamiento brillante, para maravillarnos y epatarnos con sus geniales ocurrencias e ideas, y así ser todos mejores personas.
Pues siento defraudarles pero no. Considero que el acceso masivo (que no universal, ya que no conozco ninguna página web de Burundi)a Internet solo lo ha convertido en un reflejo fiel de la sociedad en la que vivimos. El anonimato (aparente) y la intimidad en el acceso a la red ayuda mucho al internauta a mostrarse realmente como es.
Así, que una página como “Putalocura” sea una de las páginas mas visitadas por el internauta castellanohablante es un ejemplo claro de lo que quiero decir. “Putalocura”, creación de Natxo Allende aka “Torbe” (al que por otra parte su afán y perseverancia por hacer lo que le da la gana merece todos mis respetos), mezcla de página porno y las reflexiones chorras del propio “Torbe” sobre el mundo en general (y escaparate de sus webs de pago), es exactamente el paradigma de lo banal, pero sin trampa ni cartón, ofreciendo a la gente lo que quiere la buena gente. Una sociedad de “productores” demasiado cansados por su trabajo e insensibilizados por los medios, digámoslo así, serios. Y así es como nos quieren las altas instancias, que seamos unos buenos “productores-consumidores” con un estado de conciencia banal y que nos neguemos a replantearnos el estado de las cosas.
Un creador de opinión banal pero camuflado con una gruesa capa de barniz cultural (dorado) es el ínclito Cesar Vidal. Hombre del renacimiento con unos conocimientos portentosos, que en una tarde te escribe un librito sobre la república, un artículo de opinión sobre la educación para la ciudadanía y te editorializa en “La Linterna” sobre el malvado gobierno socialista citándote de paso a tres filósofos griegos y a dos padres de la iglesia. Eso sí, todo sin salirse jamás del tópico de “EL SENTIDO COMÚN”, es decir una mezcla del egoísmo más atroz y de la sumisión más abyecta al amo del cortijo. Todo eso, a la buena gente nos suena muy bien, nos exige poca o ninguna reflexión y nos permite además expresar nuestra opinión a grandes voces en las tascas “sin pelos en la lengua”.
En el otro extremo del estrecho (estrechísimo) arco ideológico tenemos a otros grandísimos comunicadores, que, sin ser tan pródigos con su obra como Don Cesar, se aferran a un buen puñado de tópicos progresistas (jajaja, disculpen) y nos proporcionan el mismo tipo de soma intelectual que el mencionado plumillas.
Con este panorama, bien asentado un estado de conciencia banal, no resulta extraño que el internauta cuando navega, en lugar de buscar afanosamente las últimas tesis sobre sus filósofos de cabecera, se meta en la página de “Yonkis” a echarse unas risas y si además, se pone un poco burro con las tetas y culos que salen, pues mejor, oiga. (el del ejemplo es un internauta varón, quede claro).
Internet, como casi todo, es una herramienta cargada de potencialidad, ¿acaso la Tv no lo es?. Que los consumidores podamos además ser productores no la convierte en algo peor. A la mayoría al fin y al cabo solo nos mueve un patético, pero legítimo, afán de ser escuchados. Un afán mucho mas digno que el del lucro indecente o el de ser vocero de un amo en un medio ya establecido.
Por cierto, los que si saben como aprovechar la potencialidad de internet como arma cargada de futuro son los neofundamentalistas islámicos. La “umma” virtual fuertemente ideologizada con sus páginas web y caminos virtuales secretos es ya toda una realidad.
Vale, eso esta muy bien, se dirán ustedes. Pero… ¿Qué nos esta proponiendo el Sr. Dilettante? Yoooo, nada. Vámonos a tomar unas cañas.

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