lunes, 26 de noviembre de 2007

NOSTALGIA DE LO NO VIVIDO





Hace unas semanas los Dilettante nos acercamos a ver la exposición del fotógrafo Agustí Centelles (1909-1985). Considerado por algunos como el Robert Capa español, retrató como reportero la España que va de 1934 a 1939. Posteriormente, exiliado y recluido en el campo de concentración de Bram en Francia, documentó las miserias de miles de españoles en ese infierno. Todos los negativos correspondientes a esa época estuvieron escondidos en Carcassone hasta la muerte del dictador Franco. A su regreso a España, no pudiendo ejercer como reportero por su pasado republicano, se dedicó a la fotografía publicitaria hasta su jubilación.
A la salida de la exposición y delante de unas cañas (el aperitivo es la comida más importante del día), la Sra. Diettante manifestó su desazón, tras haber contemplado las imágenes de la vida social de la España de la República, cuando la mujer empezaba a encontrar su propio hueco en la sociedad española, por todo lo que destruyo el franquismo y por todo lo que nos arrebato a los españoles. Un robo de un país, cuyas repercusiones atenuadas por el tiempo, todavía seguimos padeciendo.
Estuve totalmente de acuerdo con ella ya que yo mismo tuve esa sensación hace unos años. Coincidió en el tiempo un proyecto sobre el exilio republicano que comprendía un documental y una exposición y mi aproximación a la llamada “Edad de Plata” (lo que en mis tiempos de bachiller se llamaba la “Generación del 98” y la “Generación del 27”) y me asaltó una desazón similar. Una nostalgia vívida por lo que debió de haber sido y no fue, por lo que seríamos ahora si las hordas de la España más negra no hubieran truncado de un sablazo un proyecto ilusionante de progreso social que estaba colocando a España en la vanguardia del mundo. Los mejores talentos de nuestro país, artísticos, científicos y del pensamiento, puestos al servicio de la sociedad. Una sociedad que, cada vez más consciente de su situación, se sacudía de encima siglos de represión.
Todo truncado por la traición de unos militares con el apoyo de las fuerzas más oscuras de este país. Una guerra civil atroz, el exilio o la muerte del mejor capital humano (artistas, científicos, filósofos, maestros…) y la represión de los millones de españoles que tuvieron que padecer el largo invierno del franquismo en sus cuerpos y mentes.
Al Sr. Dilettante le gusta ocasionalmente especular sobre como seríamos si esto no hubiera sucedido. Cuando consigue superar su habitual misantropía cree que, posiblemente, algo mejores de lo que somos ahora.

No hay comentarios: