miércoles, 28 de noviembre de 2007

¿Dónde vas IMBECIL? Mírale, mírale… ¿Pero qué hace ese CABRÓN?

Lo confieso. Conducir por la ciudad hace al Sr. Dilettante peor persona. Desde hace unos meses y con el afán de ganar un poco de tiempo a la vida he decidido usar el Dilettant-móvil en detrimento del transporte público para ir al trabajo. Como consecuencia directa de esta decisión, todas las mañanas y durante los cuarenta minutos que dura el trayecto de ida y durante los cuarenta del regreso, me dirijo a un copiloto imaginario con el que comento a grandes voces y expresiones gruesas las diversas incidencias que se van sucediendo.
Se pueden suponer que cuando el copiloto es la Sra. Dilettante no sucede lo mismo. Ésta censura despiadadamente cualquier atisbo de comportamiento gañán, por lo que debo reprimir mis instintos naturales y callar mis exabruptos, algunos realmente elaborados e ingeniosos, o al menos mascullarlos entre dientes. Y eso, como ustedes ya saben, tiene muchísima menos gracia.
Sirva en mi descargo que la mayoría de nosotros en cuanto nos recubrimos con la coraza de nuestro utilitario nos comportamos con un escaso respeto hacia las convenciones sociales mínimas y a veces con un desprecio insensato hacia la vida propia y ajena.
En las retenciones que se forman habitualmente en las horas punta, en las que las personas sensatas deberían aprovechar para oír música, fumarse un cigarrillo o repasar mentalmente las tareas del día, el conductor medio frunce el ceño, se aferra al volante y se dispone a librar una feroz batalla contra el resto de los conductores, contra el tiempo y contra el mismo dios si fuera menester.
Esos conductores que circulan en un continuo zigzag, siempre atentos al carril que aparentemente transita con mayor fluidez, aprovechando hasta el último milímetro de la distancia de seguridad que otros conductores dejan. Aquellos que ignoran las largas colas que se forman para acceder a alguna vía y que intentan entre bocinazos y gestos torvos colocarse en una situación más ventajosa. Esos jueces implacables que no perdonan la ignorancia, el despiste o la poca destreza de otros, considerándolo como una afrenta personal y que lo manifiestan con aspavientos y largas pitadas.
Este es el panorama diario al que me enfrento todos los días, demasiado tiempo perdido en un escenario espeluznante.
Bien. Comportamiento erróneo detectado. Hago propósito de enmienda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mr Netotem sólo quiere poner de manifiesto la fruición, delectación y avidez con la que disfruta cada nuevo episodio del excelso blog del Sr Dilettante. A la espera de que este último se digne enviar alguno de sus magníficos escritos a www.netotem.com.

Sin más le saluda atentamente, Netotem.

PD: Póngame Vd. a los píes de su señora.