miércoles, 28 de noviembre de 2007

¿Dónde vas IMBECIL? Mírale, mírale… ¿Pero qué hace ese CABRÓN?

Lo confieso. Conducir por la ciudad hace al Sr. Dilettante peor persona. Desde hace unos meses y con el afán de ganar un poco de tiempo a la vida he decidido usar el Dilettant-móvil en detrimento del transporte público para ir al trabajo. Como consecuencia directa de esta decisión, todas las mañanas y durante los cuarenta minutos que dura el trayecto de ida y durante los cuarenta del regreso, me dirijo a un copiloto imaginario con el que comento a grandes voces y expresiones gruesas las diversas incidencias que se van sucediendo.
Se pueden suponer que cuando el copiloto es la Sra. Dilettante no sucede lo mismo. Ésta censura despiadadamente cualquier atisbo de comportamiento gañán, por lo que debo reprimir mis instintos naturales y callar mis exabruptos, algunos realmente elaborados e ingeniosos, o al menos mascullarlos entre dientes. Y eso, como ustedes ya saben, tiene muchísima menos gracia.
Sirva en mi descargo que la mayoría de nosotros en cuanto nos recubrimos con la coraza de nuestro utilitario nos comportamos con un escaso respeto hacia las convenciones sociales mínimas y a veces con un desprecio insensato hacia la vida propia y ajena.
En las retenciones que se forman habitualmente en las horas punta, en las que las personas sensatas deberían aprovechar para oír música, fumarse un cigarrillo o repasar mentalmente las tareas del día, el conductor medio frunce el ceño, se aferra al volante y se dispone a librar una feroz batalla contra el resto de los conductores, contra el tiempo y contra el mismo dios si fuera menester.
Esos conductores que circulan en un continuo zigzag, siempre atentos al carril que aparentemente transita con mayor fluidez, aprovechando hasta el último milímetro de la distancia de seguridad que otros conductores dejan. Aquellos que ignoran las largas colas que se forman para acceder a alguna vía y que intentan entre bocinazos y gestos torvos colocarse en una situación más ventajosa. Esos jueces implacables que no perdonan la ignorancia, el despiste o la poca destreza de otros, considerándolo como una afrenta personal y que lo manifiestan con aspavientos y largas pitadas.
Este es el panorama diario al que me enfrento todos los días, demasiado tiempo perdido en un escenario espeluznante.
Bien. Comportamiento erróneo detectado. Hago propósito de enmienda.

lunes, 26 de noviembre de 2007

NOSTALGIA DE LO NO VIVIDO





Hace unas semanas los Dilettante nos acercamos a ver la exposición del fotógrafo Agustí Centelles (1909-1985). Considerado por algunos como el Robert Capa español, retrató como reportero la España que va de 1934 a 1939. Posteriormente, exiliado y recluido en el campo de concentración de Bram en Francia, documentó las miserias de miles de españoles en ese infierno. Todos los negativos correspondientes a esa época estuvieron escondidos en Carcassone hasta la muerte del dictador Franco. A su regreso a España, no pudiendo ejercer como reportero por su pasado republicano, se dedicó a la fotografía publicitaria hasta su jubilación.
A la salida de la exposición y delante de unas cañas (el aperitivo es la comida más importante del día), la Sra. Diettante manifestó su desazón, tras haber contemplado las imágenes de la vida social de la España de la República, cuando la mujer empezaba a encontrar su propio hueco en la sociedad española, por todo lo que destruyo el franquismo y por todo lo que nos arrebato a los españoles. Un robo de un país, cuyas repercusiones atenuadas por el tiempo, todavía seguimos padeciendo.
Estuve totalmente de acuerdo con ella ya que yo mismo tuve esa sensación hace unos años. Coincidió en el tiempo un proyecto sobre el exilio republicano que comprendía un documental y una exposición y mi aproximación a la llamada “Edad de Plata” (lo que en mis tiempos de bachiller se llamaba la “Generación del 98” y la “Generación del 27”) y me asaltó una desazón similar. Una nostalgia vívida por lo que debió de haber sido y no fue, por lo que seríamos ahora si las hordas de la España más negra no hubieran truncado de un sablazo un proyecto ilusionante de progreso social que estaba colocando a España en la vanguardia del mundo. Los mejores talentos de nuestro país, artísticos, científicos y del pensamiento, puestos al servicio de la sociedad. Una sociedad que, cada vez más consciente de su situación, se sacudía de encima siglos de represión.
Todo truncado por la traición de unos militares con el apoyo de las fuerzas más oscuras de este país. Una guerra civil atroz, el exilio o la muerte del mejor capital humano (artistas, científicos, filósofos, maestros…) y la represión de los millones de españoles que tuvieron que padecer el largo invierno del franquismo en sus cuerpos y mentes.
Al Sr. Dilettante le gusta ocasionalmente especular sobre como seríamos si esto no hubiera sucedido. Cuando consigue superar su habitual misantropía cree que, posiblemente, algo mejores de lo que somos ahora.

martes, 13 de noviembre de 2007

LA BANALIDAD COMO ESTADO DE CONCIENCIA


El Sr. Dilettante se vio directamente interpelado por una portada del “Tentaciones” de hace un mes en la que básicamente se planteaba la cuestión de que Internet, lejos de ser una maravillosa herramienta social que permitiría a todos los seres humanos participar en igualdad de oportunidades en la sociedad de la información, se había convertido en el paraíso del porno y de los videos chuscos de “You Tube”.
Lástima que con una premisa inicial tan buena, el necio panfletillo despachase el artículo con unos cuantos “artistas” que lamentaban que el acceso masivo a Internet colocaba a los “autenticos creadores” entre miles y miles de páginas web, impidiendo que su talento brillase con esplendor. Finalizababa el artículo con un listado de páginas web “guais” muy en la línea del “Tentaciones”.
Supongo que el Sr. Dilettante debería sentirse culpable por participar en esa enorme pantalla de blogs insulsos y banales paginillas, que lejos de aportar nada a la sociedad, oscurecen e impiden la visualización de la auténtica creación y del pensamiento brillante, para maravillarnos y epatarnos con sus geniales ocurrencias e ideas, y así ser todos mejores personas.
Pues siento defraudarles pero no. Considero que el acceso masivo (que no universal, ya que no conozco ninguna página web de Burundi)a Internet solo lo ha convertido en un reflejo fiel de la sociedad en la que vivimos. El anonimato (aparente) y la intimidad en el acceso a la red ayuda mucho al internauta a mostrarse realmente como es.
Así, que una página como “Putalocura” sea una de las páginas mas visitadas por el internauta castellanohablante es un ejemplo claro de lo que quiero decir. “Putalocura”, creación de Natxo Allende aka “Torbe” (al que por otra parte su afán y perseverancia por hacer lo que le da la gana merece todos mis respetos), mezcla de página porno y las reflexiones chorras del propio “Torbe” sobre el mundo en general (y escaparate de sus webs de pago), es exactamente el paradigma de lo banal, pero sin trampa ni cartón, ofreciendo a la gente lo que quiere la buena gente. Una sociedad de “productores” demasiado cansados por su trabajo e insensibilizados por los medios, digámoslo así, serios. Y así es como nos quieren las altas instancias, que seamos unos buenos “productores-consumidores” con un estado de conciencia banal y que nos neguemos a replantearnos el estado de las cosas.
Un creador de opinión banal pero camuflado con una gruesa capa de barniz cultural (dorado) es el ínclito Cesar Vidal. Hombre del renacimiento con unos conocimientos portentosos, que en una tarde te escribe un librito sobre la república, un artículo de opinión sobre la educación para la ciudadanía y te editorializa en “La Linterna” sobre el malvado gobierno socialista citándote de paso a tres filósofos griegos y a dos padres de la iglesia. Eso sí, todo sin salirse jamás del tópico de “EL SENTIDO COMÚN”, es decir una mezcla del egoísmo más atroz y de la sumisión más abyecta al amo del cortijo. Todo eso, a la buena gente nos suena muy bien, nos exige poca o ninguna reflexión y nos permite además expresar nuestra opinión a grandes voces en las tascas “sin pelos en la lengua”.
En el otro extremo del estrecho (estrechísimo) arco ideológico tenemos a otros grandísimos comunicadores, que, sin ser tan pródigos con su obra como Don Cesar, se aferran a un buen puñado de tópicos progresistas (jajaja, disculpen) y nos proporcionan el mismo tipo de soma intelectual que el mencionado plumillas.
Con este panorama, bien asentado un estado de conciencia banal, no resulta extraño que el internauta cuando navega, en lugar de buscar afanosamente las últimas tesis sobre sus filósofos de cabecera, se meta en la página de “Yonkis” a echarse unas risas y si además, se pone un poco burro con las tetas y culos que salen, pues mejor, oiga. (el del ejemplo es un internauta varón, quede claro).
Internet, como casi todo, es una herramienta cargada de potencialidad, ¿acaso la Tv no lo es?. Que los consumidores podamos además ser productores no la convierte en algo peor. A la mayoría al fin y al cabo solo nos mueve un patético, pero legítimo, afán de ser escuchados. Un afán mucho mas digno que el del lucro indecente o el de ser vocero de un amo en un medio ya establecido.
Por cierto, los que si saben como aprovechar la potencialidad de internet como arma cargada de futuro son los neofundamentalistas islámicos. La “umma” virtual fuertemente ideologizada con sus páginas web y caminos virtuales secretos es ya toda una realidad.
Vale, eso esta muy bien, se dirán ustedes. Pero… ¿Qué nos esta proponiendo el Sr. Dilettante? Yoooo, nada. Vámonos a tomar unas cañas.

martes, 9 de octubre de 2007

GOLPE EN LA PEQUEÑA CHINA

El cine…el material del que están hechos los sueños. El Sr. Dilettante tiene al menos una docena de películas que verifican la afirmación inicial. Películas que he incorporado a mi equipaje emocional y que revisito con gusto al menos una vez al año sin que jamás pierdan su capacidad inicial de fascinación. Durante algunos años la Mansión Dilettante se ubicó a menos de doscientos metros de la filmoteca y pude disfrutar, junto a la extraña mezcla de gafapastas y “homeless”, de la errática programación de esa venerada institución, lo que me permitió repasar y en algunos casos acceder por primera vez a mis películas favoritas en la pantalla grande.
Es esa capacidad de fascinarme el único nexo entre películas tan diferentes como “El Mago de Oz” (sí, lo he admitido, carcajéense) y “Supervixens”; o entre “Su deporte favorito” y “Phantasma”.
Pues bien, entre esas películas se encuentra “Golpe en la Pequeña China”, traducción aceptable del título original “Big trouble in Little China”. Corría la segunda mitad de los 80 y el Sr. Dilettante con la insensatez propia de su corta edad reinterpretaba la moda punk de aquella manera, era el feliz propietario de un Spectrum (que solo servía para jugar) y compaginaba como podía sus estudios con el descubrimiento de la agitada vida nocturna de la época (recuerden, los ayuntamientos no eran nada estrictos con los horarios de cierre de los bares). Una tarde calurosa decidí acudir a la primera sesión de los cines a ver una peli de chinos del tío que había hecho “La Cosa”, y, señores, salí fascinado.
Admitámoslo, John Carpenter es el puto amo. Es el único director vivo al que se le puede aplicar el calificativo de “artesano”. Sí, artesano. Ya estoy harto de que se aplique ese noble adjetivo a directores que manufacturan truños fílmicos toscos y aburridos. Carpenter te hace películas con cuatro duros que rezuman oficio y amor por el cine. De acuerdo, ni todas sus películas me gustan ni todas me parecen igual de buenas, pero convendrán conmigo que es un tipo honesto que ofrece diversión a raudales en universos originales.
Aunque presumo que la mayoría de ustedes ya ha visto la película no me resisto a contarles por encima el argumento. Jack Burton es un gañán tocado con un mullet que se gana la vida conduciendo un camión. Mata el rato en la carretera comiendo enormes y grasientos bocadillos mientras pontifica por la emisora de radio de su camión. Como si de un predicador chiflado se tratara y sin esperar contestación de sus interlocutores, Burton administra a sus oyentes píldoras concentradas del “Jack’s way of life”. Con este estilo de vida sería lógico pensar que Mr. Burton es un culo gordo cargado de colesterol, pero no, lo interpreta un Kurt Rusell (actor fetiche de Carpenter) hiper musculado. Al llegar a San Francisco se mete en una timba de “mahong” con unos chinos, y contra todo pronóstico los va desplumando uno a uno hasta el amanecer. Uno de sus contrincantes le confiesa que no puede pagarle ya que se va a casar pero le propone una estrafalaria apuesta a doble o nada, partir una botella de cerveza vacía con su machete, que vuelve a perder. Con el fin de cobrar su dinero Jack y Wang, que así se llama el desafortunado chino, se dirigen al aeropuerto a recoger a Maio Yin, la futura esposa de Wang. Allí observan impotentes como unos pandilleros orientales secuestran a Miao Yin … Despues de eso tiemblan los cielos y la tierra. Dioses y hombres enfrentados en los diferentes infiernos chinos. Una aventura total. ¿Y saben que les digo? Vean la película. Concédanse ese placer. Disfruten de esa concepción maniquea del bien y del mal. Pero déjense sorprender porque la mano de Carpenter está ahí.
La historia mama sin complejos del pulp tradicional y de los seriales añejos, pero solo utiliza aquellos elementos que realmente los convertía en géneros fascinantes. El resto lo distorsiona y lo incorpora a la trama sutilmente pero con maestría. Hasta el espectador mas despistado se percata que en las aventuras exóticas de comienzos y mediados del siglo pasado, las culturas no occidentales proporcionaban los marcos necesarios para su desarrollo. El desconocimiento y desinterés por culturas ajenas, que desde siempre han sido consideradas como un poquito inferiores a la nuestra, ha permitido que con cuatro tópicos y dos lugares comunes ya se tuviese montada la película o la novela. Los componentes humanos de estas culturas solían salir además bastante mal parados. A grandes rasgos se dividían en dos clases:
a. Malvados. Salvajes o extremadamente refinados, pero en cualquier caso desprovistos de cualquier sentimiento humano.
b. Criados, esclavos o comparsas que daban palmas con las orejas ante el varón occidental, que completamente convencido de su superioridad racial, moral e intelectual, deshacía los entuertos que le preparaban los miembros del grupo a.
Pues bien, en “Golpe en la Pequeña China” se desmonta este esquema con gran habilidad. El malvado Lo Pan, encaja perfectamente en la categoría a anteriormente establecida. Un ser prácticamente inmortal y tan perverso que hasta los mismos dioses han castigado. Astuto, cruel y refinado, el hermano malo de Fu Man Chu. Pero aquí terminan las semejanzas.
El héroe, el chico bueno de toda la vida, es un auténtico WASP, que comparte toda la aventura con el que parece que va a ser su escudero, el tirillas de Wang, que además de oriental es bajito. Pues bien, Jack Burton, pese a la elevada opinión que mantiene sobre si mismo, lejos de comportarse com un héroe al uso mete la pata una y otra vez, se comporta como un miedica reclamando el arma mas grande antes de una pelea y no duda en salir corriendo ante la adversidad, siendo sus compañeros los que realmente le saquen las castañas del fuego Por otro lado la heroína,Gracie Law (interpretada por Kim Katrall pre-“Sexo en Nueva York”), es una abogada metomentodo empeñada en arreglar los problemas de la comunidad china, pese a los mismos chinos, protagonizando algún episodio de extremada vergüenza ajena. La tensión sexual que se genera entre los dos protagonistas está más cerca de la comedia bufa que de otra cosa. Jack es un misógino empedernido que se cree un Don Juan y Gracie es muy mojigata a la manera de los 80, es decir, simulando que no lo es. En una trama paralela, pásmense, se establece un historia de amor entre uno de los orientales y la amiga periodista, blanca, de Gracie.
Pese a que Carpenter dinamita los roles tradicionales la aventura es trepidante. El ritmo es frenético y las sorpresas se suceden una detrás de otra. Nuestros héroes, algo patéticos pero finalmente héroes, se enfrentan infatigablemente a los villanos, a los monstruos (¡ Sí, también hay monstruos!)y a las trampas. Descienden a los infiernos chinos y regresan magullados pero victoriosos.
Finalmente el malvado Lo Pan muere, pero quien sabe…A mi me gusta pensar que consiguió salvarse y que se ha instalado en un santuario subterráneo en Lavapies y dirige un emporio que controla los “todo a cien” de Europa mientras espera a otra doncella de ojos verdes.
Lo peor de la película posiblemente sean los decorados de la pelea final, mezcla quizá del bajo presupuesto y del abuso de los tóxicos del responsable de atrezo. El templo del semi dios Lo Pan con esa decoración de neones tiene un aspecto de discotecón total ( a juego con la musiquilla ratonera compuesta por Carpenter a base de sintetizadores) más adecuado para rodar un videoclip de aquellas bandas de glam rock californianas de la época, que como escenario de la confrontación final entre dioses y hombres. No obstante y bien pensado, pues que a estas alturas hasta tiene su gracia.
CURIOSIDADES
Aunque muchos fans esperan una secuela, llegando algunos de ellos a presentar guiones, el propio Carpenter ha dicho que si bien a él le encantaría, la película no resultó tan rentable como esperaban. Algunos incluso han recogido firmas para que se realice esa segunda parte, pero su entusiasmo no ha encontrado el eco que merecían.
Existe una página web dedicada a Golpe en la Pequeña China, su nombre es “The Wing Kong Exchange”, en ella se puede comprar camisetas y accesorios relacionados con la película, leer secuelas de fans, participar en foros…en fin un consuelo para los fans.
Hubo un videojuego en los 80 basado en la película, pero la dificultad del mismo y la pobreza de los gráficos, me hicieron desistir de seguir malgastando tiempo en él. Si quieren probarlo lo encontraran en alguna de las páginas dedicadas a emuladores.
Solo he podido verificar un homenaje a Golpe en la Pequeña China. En el capítulo de FUTURAMA (algún día hablaré de ella) titulado “Cuando Hermes requisó su ilusión”, en el que los miembros de Planet Express ayudan a Hermes a recuperar su condición de burócrata, aparece la cabeza de múltiples ojos vigilando el edificio de los burócratas.
La actriz que interpreta a Miao Yin, Suzee Pai, fue la chica de enero de 2001 de PENTHOUSE. Corran, corran y busquen sus propios cromos…

lunes, 13 de agosto de 2007

Los Munsters

Los Munsters

La Sra. Dilettante me ha regalado para mi cumpleaños la primera temporada de “Los Munster”. Casi mil minutos de entretenimiento catódico para todos los públicos. Solo una pega, el doblaje es en castellano neutro por lo que me pierdo el magnífico trabajo que realizó Valeriano Andrés doblando a Herman Munster para la versión española y que caracterizaba de una manera entrañable al gigantesco cabeza de familia. Lejos de mi ánimo entrar en el estúpido debate sobre cual es el mejor doblaje, si el castellano de España, el neutro o cualquiera de los que se puedan realizar en Latinoamérica. El mejor doblaje siempre suele resultar aquel con el que has accedido y te has familiarizado con la serie o película en cuestión. ¿Alguien se imagina a Pedro Picapiedra hablando en castellano de Valladolid? El Sr. Dilettante siempre sonríe nostálgico ante los doblajes neutros que conformaban el 100% de las series que adoraba en su primera infancia.
Con la película de “Los Simpsons” recién estrenada, me apetece volver a una de las primeras familias disfuncionales de la televisión, con un encanto que se ha renovado con el paso del tiempo. Mi primer encuentro con “Los Munsters” vino de la mano de “La Bola de Cristal” a mediados de los años 80. El difunto Antonio Blanco en su imprescindible libro “Televisión de culto”[1] dice: “…los noctambulos que, cual cenicientas catódicas, abandonábamos mujeres y amigos en el “after-hours” para pasar la resaca viendo a los Munsters en la Bola de Cristal”. El Sr. Dilettante solo se permite añadir que él, además, consumía café y cigarrillos en cantidades industriales y anhelaba unos zapatos como los de Herman.
Los Munsters son una familia feliz. El padre, Herman Munster, es de origen alemán. Lo empezaron a construir en 1812 en la Universidad de Heidelberg. Problemas con los suministros retrasaron su finalización hasta el año 1814. Lily Munster es su esposa, se encarga de mantener la mansión Munster en perfecto estado, llegando a tejer ella misma amorosamente las telarañas que la decoran. Eddie Munster es su retoño, duerme en un ataúd y juega con sus vecinitos…cuando consigue atraparlos. El abuelo es el padre de Lily, originario de Transilvania, tiene más de trescientos años y echa de menos salir por las noches, pero tiene artritis en las alas. La sobrina Marilin tiene quince años (aunque aparenta veintitantos), se considera la mujer mas fea del mundo y su único afán es encontrar un marido. Todos juntos encarnan a la familia perfecta americana y ellos mismos están convencidos de ello, sorprendiéndose mucho cuando la gente huye espantada al verlos.
La serie solo se emitió durante dos temporadas, la de los años 1964 y 1965. Se compone de 70 episodios de 25 minutos en blanco y negro. El episodio piloto que ha permanecido inédito, según reza la carátula del dvd, se rodó en color. Según el libro”Telemania”[2] (típico producto sobre “cultura popular” de los años 90, cargados de errores y en los que jamás se citaban las fuentes para que no pudiésemos detectar la “intertextualidad” de la que hacían gala en relación con los textos originales en inglés o francés) la idea original de los Munsters la tuvieron dos productores de televisión, Joe Connelly y Bob Mosher, que querían resucitar en formato televisivo a los monstruos clásicos de la Universal. La caracterización de los personajes corrió a cargo de l departamento de maquillaje de los estudios Universal con un resultado que hoy en día resulta un poco chirriante pero que, en mi opinión, no hace sino reforzar el atractivo de la serie. Posteriormente los Munsters protagonizaron un par de largometrajes que no he tenido ocasión de ver y sufrieron un espantoso “remake” en los años 80 del que mejor ni hablaremos.
El meta argumento sobre el que giran las tramas de los capítulos es la reacción de la “gente normal” ante la actitud perfectamente integrada de una familia compuesta por los monstruos clásicos del cine (el monstruo de frankestein, el vampiro y el hombre lobo). La ingenua moralina que impregna todas las tramas suele es siempre parecida, son los monstruos los que tienen un mejor comportamiento.
Como en televisión no es nada casual, no resulta especialmente descabellado argumentar como hipótesis que los Munsters son un reflejo, ciertamente distorsionado y extraño, de la situación que vivían los afroamericanos en los Estados Unidos en los años 60. Por un lado estaban finalizando lenta y dolorosamente el recorrido hacia la igualdad legal en todo el país, pero por otro se enfrentaban a los prejuicios racistas de la sociedad blanca. Así, la situación de las primeras familias de clase media afroamericanas que se instalaban en los suburbios blancos se enfrentaban a las mismas reacciones de incomprensión y miedo de sus vecinos que los Munster.
Elucubraciones al margen, estas vacaciones pienso disfrutar muchas horas de una de mis familias televisivas favoritas.
[1] Blanco, Antonio. Televisión de Culto. Biblioteca del Doctor Vértigo. Editorial Glenat. 1996
[2] Prats, Juan Carlos. Telemanía. Una crónica de la era dorada de la televisión. Editorial Midons. Valencia 1996

viernes, 13 de julio de 2007

Despedidas de soltero

El Sr. Dilettante ha sido invitado mañana a una despedida de soltera. Aunque en principio suelo considerar este tipo de fiesta como una cutrez mayúscula he asistido a unos cuantos eventos de estas características, llegando incluso, en una ocasión muy especial, a organizar una. Organizar un último fiestorro porque consideras que el matrimonio va a arruinar tus posibilidades de diversión nocturna y de relacionarte con tus amigos/as de toda la vida ya es un argumento definitivo contra esa sacrosanta institución.
De cualquier forma, una vez que el varón o la mujer han asumido que van a dar por finalizada esa idealizada vida nocturna de crápula que casi todos hemos creído llevar alguna vez, sigue siendo una majadería despedirte de esa vida embruteciéndote hasta el infinito y mas allá con grasazas y alcoholes de ínfima calidad, disfrazado como para hacer reír (dando en realidad algo de pena), dando grandes voces e incluyendo simulacros de sexo con algún espectáculo erótico.
La velada se suele iniciar en algún bar próximo al chiscón donde se dará cuenta de la cena. Es posible que allí mismo entre bromas soeces y ya calientes por la ingesta de los primeros botellines los invitados procedan a disfrazar al novio o la novia de algo estrafalario (preso, torero, etc…) y a colocarse ellos mismos algún complemento vergonzante (unas antenitas, una gorra con un pene, camisetas conmemorativas…), mientras sigue corriendo la cerveza. Señalar que a estos eventos siempre acude algún pariente lejano o amigo que no conoce al resto y le cuesta entrar un poquito más en la fiesss.
Luego ya se dirigen todos en procesión al local elegido para la cena. Existen locales especializados en este tipo de festejos (los cuales no conozco todavía) y otros que se adaptan para los mismos, es decir te ofrecen panecillos y postres con formas que recuerdan vagamente un sexo femenino o uno masculino. Esto da lugar a una cascada de bromas y chistes de un gusto cuanto menos dudoso. La cena está trufada de brindis y de invitaciones al novio o novia para que hable. Éste toma la palabra varias veces y dependiendo de su tolerancia al alcohol puede desde seguir con los chascarrillos hasta jurar amor eterno a los allí presentes asegurando que jamás olvidará esa noche (algo rigurosamente cierto, siempre hay alguien con una cámara de fotos).
Tras la cena y ya completamente enardecidos las opciones varían desde ir a espectáculos eróticos donde los strippers suelen sacar al novio/a para realizarle unos tocamientos supuestamente cachondos, o a los bares y dicopubes habituales a bailar y beber como posesos. Ocasionalmente si de un varón se trata se puede acabar en un club de alterne para que el novio culmine tan sublime ocasión retozando con alguna mercenaria y arrastre un cargo de conciencia terrible durante algunos días.
Ya les contaré como me ha ido

jueves, 5 de julio de 2007

Puro arte

En uno de mis paseos me he topado con esta curiosa muestra de arte Dadá. El pasmo inicial ha dejado paso enseguida a la reflexión. El artista-poeta (valga la redundancia) ha sido capaz de sintetizar en dos simples líneas, garabateadas con la ortografía de un niño (chico), su visión profundamente española de la vida y su recio sentimiento ibérico.
Pero diseccionemos superficialmente su obra, así podremos degustar mejor la fuerte carga poética que contiene.
- BIVAN LOS CURAS, LAS MONJAS Y LOS NIÑOS CHICOS.
Primer enunciado cargado de simbolismo. He de confesar que al Sr. Dilettante le ha conmovido este arrebato, solo aparentemente ingenuo, dedicado al clero (español), este grito desgarrado que se posiciona valientemente a favor de la enseñanza religiosa, loando de manera sencilla pero eficaz los tres ejes sobre los que se sustenta: curas, monjas y niños chicos. El Sr. Dilettante no hace sino suponer que un artista de tamaña sensibilidad se debió de formar en esos valores y que en esta azarosa época que nos ha tocado vivir ha querido dejar clara su posición.
- TODOS A COMER JAMÓN
¡El jamón! La pieza gastronómica mas deseada en el imaginario colectivo celtibérico. Todos, repito, todos cuando accedemos a una pieza de este codiciado manjar, ya sea un humilde navidul de oferta en el pryca, o un regio ejemplar de 5 jotas lo solemos colocar en un lugar preferente en nuestra cocina para exhibirlo con un mal disimulado orgullo ante nuestras amistades. El hecho de partirlo para su degustación puede llegar a ser todo un ritual y como tal lo suele oficiar el varón de la casa con el gesto grave que merece tal acontecimiento. La cata del jamón suele desembocar en una animada tertulia en la que se comentan las virtudes y defectos del que se está consumiendo. Que si está demasiado salado, que si le falta unos días de curación. Lo cual lleva indefectiblemente a charlar sobre ese JAMÓN mítico que todos hemos catado alguna vez en el pasado y que reunía todas las características que lo convertían en una especie de semi dios jamón. Nada mas español que un jamón.
Propongo desde aquí a la autoridad que le corresponda que propongan al poeta artista para una beca Erasmus o como mínimo que alguien lo enchufe de tertuliano en la COPE.

martes, 3 de julio de 2007

Tarde de cine

El sábado pasado con una resaca post-fiesta de una intensidad que variaba entre “ligeromalestargeneral” y “nauseasymareosmoderados” decidimos autoadministrarnos como paliativo ante los excesos una tarde de visionado de películas. Nuestro agradecimiento al Sr. Netotem que nos abrió las puertas de su magnífica filmoteca para que se la saqueásemos sin escrúpulos.
El requisito que establecimos para la selección de los títulos fue que fuesen películas de “sábado a la tarde”, cosas ligeras que en principio tienen buena pinta pero que no interesan demasiado, lo que permite sestear plácidamente a ratos sin perder el hilo de la película.
La primera película escogida fue “El diablo se viste de Prada”. El veredicto es tajante: Truño, truño. Con un guión que podía haber firmado la mismísima Esperanza Aguirre, su moraleja es rotunda como una sentencia: “Tontines, dejad el lujo y la riqueza para la gente que sabe llevar esa carga con dignidad”. Eso si, sesteamos a gusto durante este emocionante drama cargado de contenido social.
La segunda película de la tarde fue “El buen pastor”. Teníamos ganas de verla. Las opiniones que habíamos oído sobre ella eran buenas y además Robert de Niro ha participado en muchas películas de culto en la mansión Dilettante. La película no gustó. Estaba mal resuelta, le sobraba metraje y los personajes estaban mal definidos. Aunque moló cuando le tiran del avión a la novia del hijo.
Entrada ya la noche empezamos a ver “Deja vu”. El inicio es prometedor. Un atentado contra un ferry cargado de pasajeros, el forense dictamina que una de las víctimas llevaba muerta desde antes del atentado y hay un investigador con el carisma de Denzel Washington. ¡Bien!. La Sra. Dilettante y yo empezamos a sonreír. Por fin la película que iba a salvar nuestra tarde de cinefagia. Grave error. Entra en escena un Val Kilmer tan hinchado que parece que se ha vuelto adicto al salchichón y una máquina del tiempo. ¡Una máquina del tiempo!. Todo esto aderezado con explicaciones extravagantes. A mitad de película el Sr. Dilettante decidió encargar comida china y eso fue lo mejor de todo. El Dim Sum estaba exquisito

domingo, 1 de julio de 2007

Fiesta sorpresa

El Sr. Dilettante ha estado muy ocupado esta pasada semana. La finalidad de tantos desvelos era preparar una fiesta sorpresa a la Sra. Dilettante por su cumpleaños. El marco incomparable para tan magno evento ha sido la Mansión Dilettante, acondicionada con esmero y provista de todo tipo de vituallas y bebidas espirituosas para la ocasión.
Las invitaciones se cursaron con discreción y por diversos canales, así todos los conspiradores, previa petición de confidencialidad, fueron informados del lugar y la hora con la suficiente antelación.
El acondicionamiento y aprovisionamiento de la Mansión Dilettante se realizó sin problemas puesto que las obligaciones de la Sra. Dilettante la llevaron durante un par de días a otra ciudad, lo que evitó el tener que inventar mentiras peregrinas para justificar la compra y almacenamiento de una cantidad no habitual de comestibles y bebidas.
Cuando llegó el gran día el Sr. Dilettante, tras su jornada laboral, se acicaló a conciencia procurando no escatimar en gomina, puesto que la noche se adivinaba larga y llena de emociones fuertes. Los invitados fueron llegando y se sirvió un refresco mientras se deliberaba sobre que tipo de recibimiento se haría a la homenajeada. Se descartó el grito de “¡Sorpresa!” por sobado y también se descartó cantar canciones de cumpleaños. Ya saben, se suele empezar con el “Cumpleaños feliz” en castellano, indefectiblemente se continúa por el “Feliz en tu día” y luego ya, dependiendo de la ingesta de tóxicos, se sigue con versiones del “Cumpleaños feliz” en diversos idiomas, dando lugar a momentos de gran bochorno para el homenajeado.
Finalmente, con dos horas de retraso sobre el horario previsto, llegó la homenajeada. Superado el pasmo inicial al ver su mansión llena de amigos, se dio comienzo a la fiesta que se prolongo durante siete horas y en las que se degustó los excelentes licores seleccionados para la ocasión, se bailó una selección non-stop de grandes éxitos rompepistas y se contaron infinidad de historias divertidas.
Otro éxito del Sr. Dilettante.

domingo, 24 de junio de 2007

Yo tengo mi propio blog

¡Por fin! Tras largos meses de dudas e íntimas deliberaciones el Sr. Dilettante se ha decidido a fletar su propio barco y navegar por las procelosas aguas del ciberespacio. O en palabras de la Sra. Dilettante terminar por fin como un “friki de internet” (sic).
Internet es el paraíso del onanismo, literal y figurado, y el Sr. Dilettante quiere su rinconcito. Aun a riesgo de perder al 99,99% de lectores potenciales señalar que este blog no es porno, para eso ya tienen ustedes otras páginas que conocen tan bien. No, este blog sería mas bien lo que se conoce como “una paja mental”. Es decir, una reelaboración autogratificante y continua de asuntos sobados y requetesobados. Pero en fin, el Sr. Dilettante es como un niño y le gusta oír las mismas historias una y otra vez. Espero que a ustedes también.
Con una osadía que raya en la temeridad y que probablemente sobrepase con creces su propio talento, ha decidido poner a disposición del mundo el producto de años de consumo compulsivo de cine, televisión, tebeos y literatura. Es decir cantidades industriales de conocimientos superficiales sobre cosas básicamente inútiles.
En cualquier caso, sea el inicio de un proyecto divertido o un descenso a los infiernos del ridículo más espantoso, el Sr. Dilettante podrá manifestar en las reuniones sociales mientras remueve distraídamente su dry Martini: - Es que… Yo tengo mi propio blog.